La Leyenda de Chucho el Roto: El Bandido de Chiautempan que Robaba a los Ricos para Ayudar a los Pobres
A fines del siglo XIX, se desencadenaba en México una encendida discusión acerca de la relación entre el libre albedrío y la comisión de delitos. En una sociedad que abrazaba el liberalismo, defendiendo el individualismo y la propiedad privada, el delito de robo ocupaba un lugar destacado en las preocupaciones de la clase en el poder.
Dada la pobreza que afectaba a la mayoría de la población, el robo era un delito frecuente. Las penas oscilaban entre uno y cuatro años de prisión, dependiendo de lo robado, pero ni la vigilancia ni las penas, que se fueron incrementando, lograron controlar o reducir el delito. En medio de este contexto, surgió una figura legendaria: Jesús Arriaga, conocido en el pueblo como “Chucho el Roto.”
Chucho el Roto era famoso por su elegancia, generosidad, astucia y galantería. Era un ladrón inteligente y escurridizo que resultaba difícil de capturar. Es en este contexto que “Yo los Camotes Videos” tiene el placer de presentarles hoy a Jesús Arriaga y la leyenda de Chucho el Roto, el bandido que se convirtió en el héroe de los más necesitados.
El Origen de Chucho el Roto
Jesús Arriaga nació en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, en 1858. Era hijo del presbítero Pedro de Arriaga, quien había sido cura párroco en San Juan Pan de 1836 a 1850. Posteriormente, Pedro renunció al sacerdocio para casarse con Luisa. La familia Arriaga luego emigró a la Ciudad de México, estableciéndose en México Tacuba, cerca del antiguo Colegio Militar.
Desde temprana edad, Jesús Arriaga destacaba por su habilidad para aprender diferentes dialectos indígenas del mercado y por su amor por los idiomas. Además, se cuenta que disfrutaba imitando voces de muñecos y practicando la ventriloquia, lo que le ganaba la confianza de los magos locales, de quienes aprendía trucos que más tarde serían útiles en sus actividades delictivas.
Los Años de Juventud y los Franceses
Cuando los franceses ocuparon México entre 1862 y 1867, Jesús, aún siendo un niño, realizaba trabajos sencillos para los soldados, como cargar maletas y buscar objetos en el mercado. Durante este tiempo, perfeccionó su conocimiento del francés, lo que sería fundamental en su futuro como bandido. Tras la muerte de su padre, Jesús se vio obligado a dejar sus estudios y comenzó a trabajar para mantener a su madre y hermana.
Consiguió un empleo en un taller de ebanistería en la Ciudad de México, donde se le encargó trabajar en una casa elegante en lo que entonces se llamaba Base de Bucareli. En esta casa conoció a Matilde, una joven que vivía con su tía Carolina. Algunas versiones cuentan que se conocieron durante la inauguración de la sección de la línea nacional de ferrocarril de México a Apizaco, Puebla, presidida por el entonces presidente Juárez. Lo cierto es que Matilde quedó cautivada por Jesús.
El Amor Prohibido
A pesar de su origen humilde, Jesús y Matilde se enamoraron profundamente. Sin embargo, las diferencias sociales eran abismales y las familias de Matilde se opusieron ferozmente a esta relación. A pesar de las amenazas, insultos y humillaciones, Matilde quedó embarazada y tuvieron una hija a la que llamaron Dolores. La presión social y la vergüenza llevaron a que Matilde y Jesús se separaran, y Dolores fue criada por Matilde sin conocer a su verdadero padre.
Jesús, al no poder soportar la situación y deseando ayudar a los más necesitados, comenzó a robar a los ricos para dar a los pobres, siguiendo la senda de Robin Hood. Acompañado de sus secuaces, conocidos como “La Changa,” “Pan,” “Palomo,” y “Lebrija,” Jesús Arriaga, ahora conocido como Chucho el Roto, se convirtió en una leyenda.
Las Hazañas de Chucho el Roto
Las hazañas de Chucho el Roto se hicieron famosas en todo México y se publicaban con frecuencia en los periódicos de la época. Su fama creció aún más debido a su costumbre de vestir con gran elegancia, imitando a la alta sociedad de la época. Tres cuartas partes de lo que robaba eran destinadas a ayudar a los más necesitados.
Chucho el Roto se ganó el cariño del pueblo, que lo veía como un defensor de los desfavorecidos en una sociedad marcada por la desigualdad y la pobreza. Sin embargo, también se ganó la enemistad de las autoridades, que lo perseguían sin descanso.
La Captura y Fuga de Chucho el Roto
A pesar de las múltiples persecuciones y capturas, Chucho el Roto logró escapar en varias ocasiones. Fue en el fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, donde sufrió una herida de bala en la pierna durante su última captura. Fue condenado a 200 latigazos, pero gracias a la intervención de Matilde y un verdugo compasivo, sobrevivió.
Finalmente, Chucho el Roto fue trasladado al hospital Real de San Juan de Montesclaros, donde pudo reunirse con Matilde, su hija Dolores y su hermana Guadalupe. En su lecho de muerte, Jesús Arriaga pidió perdón a Matilde y le instó a ser buena y caritativa, velando por la educación de su hija.
El Misterio de la Muerte de Chucho el Roto
Chucho el Roto murió el 25 de marzo de 1894, a los 36 años de edad. Su cuerpo fue recibido por Matilde, su hija Dolores y su hermana Guadalupe. Aunque su intención era darle una sepultura cristiana, la historia de Chucho el Roto no termina aquí.