Salarios mínimos más altos en América Latina no garantizan una vida digna, según testimonios
Los países con los salarios mínimos mensuales más altos de América Latina, Costa Rica, Chile y Uruguay, enfrentan desafíos significativos en términos de calidad de vida, según testimonios de familias que viven con esos ingresos. Aunque estas naciones tienen mejores condiciones económicas en comparación con otros países de la región, el alto costo de vida limita el poder adquisitivo de las personas.
En Costa Rica, Ana Yancy Segura, madre de tres hijos, afirma que su salario mínimo de US$650 no alcanza para cubrir sus necesidades básicas. A pesar de recibir un poco más gracias al ingreso de su esposo, Segura lucha para ahorrar y a menudo debe priorizar los gastos fijos del mes sobre otras necesidades. El costo de los alimentos ha aumentado considerablemente, y aunque intenta generar ingresos adicionales, apenas obtiene beneficios debido a los altos precios de los ingredientes. La canasta básica alimentaria ha aumentado en un 25% en los últimos tres años.
En Chile, Rosario Román, de 62 años, es la principal proveedora de una familia de ocho personas que viven con el salario mínimo de US$550. La falta de empleo estable y los ingresos variables de su sobrino, sumados a los altos costos de alimentos, vivienda y servicios básicos, dificultan la posibilidad de una buena alimentación y una vida digna. A pesar de recibir subsidios estatales y la ayuda de organizaciones locales, Román aspira a tener una vivienda propia para asegurar su futuro.
En Uruguay, Valeria Avondet, de 24 años, trabaja como operadora de ventas con un salario mínimo de US$550. Aunque el sueldo es uno de los más altos de la región, gran parte de su ingreso se destina al pago de alquiler, impuestos y servicios, dejando poco margen para otras necesidades. Avondet busca formas de reducir gastos, como viajar a Argentina para comprar alimentos más baratos debido a la diferencia cambiaria. A pesar de la educación gratuita y otras ventajas del país, Uruguay es considerado caro para vivir.
Estos testimonios reflejan cómo los salarios mínimos más altos en América Latina no garantizan una vida digna, especialmente para familias numerosas o aquellas con miembros con necesidades médicas especiales. Aunque se han observado mejoras económicas en la región, la inflación y las dificultades derivadas de la pandemia continúan afectando a las personas en situación de vulnerabilidad.